8 Levanta del polvo al humilde, alza del muladar al indigente para
hacerle sentar junto a los nobles, y darle en heredad trono de gloria, pues de
Yahveh los pilares de la tierra y sobre ellos ha sentado el universo.
9 Guarda los pasos de sus fieles, y los malos perecen en tinieblas,
(pues que no por la fuerza triunfa el hombre).
10 Yahveh, ¡quebrantados sus rivales! el Altísimo truena desde el
cielo. Yahveh juzga los confines de la tierra, da pujanza a su Rey, exalta el
cuerno de su Ungido.»
11 Partió Elcaná para Ramá, y el niño se quedó para servir a Yahveh a
las órdenes del sacerdote Elí.